Este árbol no se encuentra en el bosque de alimentos, sino en un jardín urbano a sólo 7 km de allí, en Junín, Buenos Aires, Argentina, donde hay otros hermanos esperando ser plantados en el lugar. Hemos conseguido 16 guaviyús para el bosquecito de los cuales sólo 1 está plantado, el resto debe crecer aún más en las macetas y debemos pensar mejor el diseño del lugar para que los árboles cumplan otras funciones extra además de brindar frutos, tales como servir de reparo a especies menos resistentes a las heladas, o de barrera contra los fuertes vientos que dañan las pequeñas plantas.
Los frutos del guaviyú (myrcianthes pungens) son dulces, la pulpa recuerda a las ciruelas o las uvas, el sabor es indescriptible, con tonos que recuerdan al aroma de las hojas de los eucalyptus (sobre todo en la piel, la cual es comestible aunque agria), pero si tuviéramos que compararlo con alguna fruta tradicional, podríamos arriesgar que se trata de una mezcla entre uva y palta hass.
Brinda una capacidad antioxidante entre 7 a 10 veces superior a los tan promocionados arándanos y es mucho más sencillo de cultivar: no requiere suelos especiales, sólo paciencia (de 4 a 7 años en fructificar abundantemente).
Los frutos están maduros 4 o 5 días luego de ponerse negros, s apropiado espera a que caigan para lograr la máxima dulzura.